Un saludo inicial...

¡Queridos camaradas y amigos...!!!


Poco menos que adolescentes, percepciones y paridad en la visión de la sociedad, y con el impulso de la vocación de servicio, cual conexión espiritual, nos llevó a las puertas de la Escuela de Gendarmería.


Allí nos conocimos, allí compartimos la alegría de la vida responsable, severa mas recta y capáz de edificar y cimentar la condición y la conducta, que a la postre nos constituiría en Oficiales de Gendarmería Nacional.

Cuando el ideal -que jovenes nos llevó a presentarnos- y la realidad (50 años vividos) se realizan, es porque un Ser Superior los entrelaza.


Este espacio será el ámbito donde podremos revivir en plenitud nuestra personalidad de Gendarme Argentino, donde podremos expresarnos y vivificar nuestra sangre, rememorando las vivencias que atesoramos en la memoria.


Este saludo es proposición y llamado y -es probable-que el sosiego, la serenidad que brindan los años vividos nos permitan poner a la vista reflexiones oficiosas y prácticas, o quizás de interés...



¡Marchamos a los 50 años...!!!



"RECORDAR ES EL ARTE NO SOLO DE RETENER LO GOZADO, SINO DE RECREARLO CADA VEZ MÁS PURO..."
(Hermann Hesse)

Sylvie Vartan - Si je chante...

Imágenes de la Promoción XXI - Gendarmería Nacional

Curupaytí

jueves, 20 de septiembre de 2012

LOS DESTINOS, por Orlando Rigoberto Denegri


LOS DESTINOS.........

Durante nuestra carrera en la Fuerza, fuimos ocupando distintos cargos
a medida que alcanzábamos nuevas jerarquias..... Cumpliamos con el
Plan de Carrera que la Institución tiene preestablecido, en donde se
conjugan en íntima relación cargo-jararquía-años de servicio......., y
no tiene sentido ahondar en esta idea que todos conocemos por haberla
transitado.

Asi fuimos jovenes Jefes de Seccion, luego Jefes de Escuadro de
Seguridad o de Formación de Gendarmes, Segundo Jefes de Unidades,
Jefes de Unidades, luego lo mismo a nivel Agrupación y posteriormente
a nivel Región, matizados en algunos casos en las Direcciones de los
Institutos u otros cargos en las Pl My o EEMM de la GNA.....; hasta
ahí, todo natural, solo alterado porque cada uno de ellos tenía sus
peculiaridades propias de la misión, del ambiente geográfico y de los
medios disponibles

Ahora bien, sacado de ese establecido contexto, en nosotros
persona...¿ tuvieron la misma repercusión ?.... ¿ significaron lo
mismo ?....¿ nos marcaron de igual manera ?..... ¿ nos dejaron iguales
recuerdos ?...... ¿ pudimos ejercerlos a pleno desarrollando todo
nuestro potencial ??...... Si le hallamos respuestas sinceras a estos
interrogantes, entonces encontraremos una nueva clasificación, no
escrita en ningún reglamento, intimamente personal, en donde aparecerá
el que fue para nosotros, el más importante, el más trascendente, el
más cómodo, el más sufrido, el más sobresaltado, el más tranquilo, el
más querido,..... y así puede seguir el rotulado...., según la
vivencia de cada uno.

Yo hice el ejercicio de encontrarle respuesta a esos interrogantes
personales y en ese "ranking" se entremezclan los cargos sin que
exista una continuidad cronológica..... Por ejemplo, el "más querido"
resultó ser el Centro de Formación de Gendarmes (en Santa Lucía .
Corrientes) porque al ser una nueva Unidad, todo hubo que crearlo,
organizarlo y hacerlo funcionar..., lo que permitió darle una impronta
personal y perfilarlo como un verdadero Instituto, además de fomentar
unas relaciones muy sólidas con la comunidad a la que nos integramos y
que luego, quienes me siguieron lo habran ido mejorando. (Por eso no pudiste acompañarnos a Brasil...Pero al regreso te contamos todo, con lujo de detalle...)

El "mas importante" (y no exento de sobresaltos) fue la Jefatura del
E-7 "Paso de los Libres"...., (porque a todos nos habrá pasado)..., en
ese cargo estan los problemas a diario, se nos asignaron los medios y
uno tiene que dar la respuesta adecuada a esa problematica fronteriza
y "rendir cuenta a la superioridad por un lado y a la Justicia Federal
por otro, con las consecuencias que ello conlleva". Pero también
convengamos que fue el cargo para el cual nos preparamos 24 o 25 años,
capacitandonos en los cursos o en la misma experiencia de otras
Unidades, cuando más de una vez no coincidimos con decisiones de
nuestros superiores y arriesgamos el pensamiento de "que si yo fuera
el Jefe, habría actuado de otra manera" ante un evento
determinado....., y esa manera nos llegó cuando fuimos J de Un y
ejercimos en plenitud el mando y el comando.

El de "mayor orgullo y responsabilidad" lo senti, sin duda, en la
Dirección de la Escuela de Gendarmería "Grl M M de Guemes" porque tome
conciencia que estábamos formando los futuros Oficiales de la Fuerza y
como más de una vez les dije en formaciones de la tarde...."que se
debían capacitar y sentirse los potenciales Generales del 2030 y el
Director Nacional del 2035" como una manera de incentivarlos en la
búsqueda de la excelencia como profesionales, con aspiraciones lógicas
de superación y realización humana, todo dentro de una sana
competencia...

El de "mayor significación y trascendencia" me resultó el desempeñarme
como J Agr 6ta "Formosa", porque uno jugó un rol destacado en el
quehacer provincial, consciente de que la Fuerza con su accionar es
protagonista en toda la Provincia. Ello determinaba, por ejemplo, que
como J Agr participaba asiduamente en las reuniones de Gabinete del
Gobierno Pcial.... Por supuesto que uno no debe engañarse...., uno era
importante porque se necesitaba de la Fuerza...., la realidad que se
vive en Provincias fronterizas, y si ésta es muy dinámicas en relación
con el país vecino, realza nuestro accionar y nos hace receptores de
solicitudes y depositarios de confianza de las autoridades locales.

Por el contrario, el que me resultó de "mayor intrascendencia"
respecto del lugar donde tiene asiento, fue el ser J Rgn III
"Cordoba", porque no se daban las características que describí para
areas fronterizas. Para el Gobernador de Córdoba y me atrevo a pensar
que ocurría lo mismo en Rosario o Bahía Blanca, la Gendarmería "no
constituía una necesidad" que contribuyera a eficientar su
gobierno....., sí le resultaba de interés la permanencia de la Escuela
de Suboficiales en Jesus María o el Destacamente Movil 3 en Colonia
Caroya, como elementos económicos radicados que consumian y generaban
gastos en la zona.... Logicamente, "esta sensación de
intrascendencia", se borraba cuando uno salía al despliegue, tomaba
contacto con las autoridades de las Provincias visitadas, establecía
acuerdos, recorría los elementos desplegados, trataba de solucionar
problemas y volvía reconfortado por saberse y sentirse parte de una
Institución que merecía y merece la mayor consideración y respeto de
la sociedad.

Quizás este enfoque o "ensayo" sobre un tema que nos tocó vivir a la
mayoría en nuestro derrotero institucional, pueda resultar para
algunos "intrascendente" y para otros encontrarles puntos comunes a
sus propias experiencias y con matices, coincidir con ellos....., y ya
que esta página "blogera" nació con la intención de canalizar
recuerdos y comentarios vivenciales, me pareció oportuno esta
reflexión....

¡Gracias Orland...!!!

miércoles, 19 de septiembre de 2012

LA GLORIA Y LA MUERTE ESPERABAN EN PRIMAVERA


                    
                                                          CURUPAYTÍ

Después de cinco días de lluvia ininterrumpida, ese 21 de septiembre de 1866, al sur del Paraguay, a escasa distancia del río, había escampado.
Desde la avanzada de Curuzú, la trinchera tremenda se asomó entonces, mostrando el escenario donde ocurriría el “Asalto a Curupaytí”, la derrota más gloriosa y más sangrienta de las armas argentinas en toda su historia.´
En las líneas argentinas, las vísperas se cubrieron de mortales presagios: El coronel Manuel Roseti manifestaba en su carpa a varios oficiales: Compañeros, mañana vamos a ser derrotados. Los paraguayos están fuertemente atrincherados. Tengo el presentimiento de que voy a ser uno de los primeros en caer y que me pegarán un balazo en la barriga.
El subteniente Marinito Grandoli, el abanderado de 17 años del “Batallón 1 de Santa Fe” que tendría el honor de ser el primero en intentar escalar la trinchera, escribía a su madre: Mamá: Mañana seremos diezmados por lo paraguayos, pero yo he de saber morir por la bandera que me dieron.
Ese 21, que presagiaba también la entrada a una primavera cargada de sol, el capitán Domingo Faustino Sarmiento, de 21 años,  escribía también a su madre una carta sublime de patriotismo, en la que anticipaba la gloria, el honor y el sacrificio que muchos de sus compañeros empeñarían horas más tarde:
Querida vieja: La guerra es un juego de azar, puede la fortuna sonreír o abandonar al que se expone al plomo enemigo. Si las visiones, que nadie llama y que ella solas vienen a adormecer las duras fatigas, dan la seguridad en la vida que ellas pintan; si la ambición de un destino brillante, que yo me forjo, son bastantes para dar tranquilidad, el ánimo serenado por la santa misión de defender a su patria, yo tengo fe en mí, fe firme y perpetua en m camino. ¿Qué es la fe?. No puedo explicármelo, pero me basta. Más, si lo que tengo por presentimientos son ilusiones destinadas a desvanecerse ante la metralla de Curupaytí, o de Humaitá, no sientas mi pérdida al punto de sucumbir bajo la pesadumbre de dolor. Morir por su patria, es dar a nuestro nombre un  brillo que nadie borrará; y nunca jamás fue más digna la mujer, que cuando con estoica resignación envía a las batallas al hijo de sus entrañas. Las madres argentinas transmitirán a las generaciones,  el legado de la abnegación y del sacrificio. Pero dejemos aquí estas líneas, que un exceso de cariño me hace suponer,  ser letras póstumas que te dirijo.
P/D Septiembre, 22 de 1866. Son las 10. Las balas de grueso calibre estallan sobre el batallón. ¡Salud mi madre!

En la tienda del médico Caupolicán Molina, de 33 años, que moriría durante la Epidemia de Fiebre Amarilla de 1871 en Buenos Aires, esa mañana del 22,  estaban reunidos para tomar un ligero alimento varios jefes de unidades: Manuel Roseti, del 1 de Infantería; Alejandro Díaz, 3 de Infantería; Manuel Fraga, del 4 de Infantería;  Luís Maria Campos, 6 de Infantería;  y Juan Bautista Charlone, de la Legión Militar. En un momento dado de la charla, el coronel Fraga aseguró a sus compañeros que ese día iba a morir. Sucesivamente los demás jefes confirmaron los mismos presagios.

A las once y media de la mañana del 22, el general Bartolomé Mitre, al comando de 20.000 hombres, ordena el ataque a Curupaytí. Ocho mil argentinos y brasileños quedaran sin vida en el lodazal.
El historiador Juan Beverina comenta: Las defensas  accesorias que cubrían las obras de fortificación y el mortífero fuego hecho por los paraguayos, totalmente abrigados detrás de sólido parapeto, esterilizan los violentos y repetidos asaltos de los argentinos y brasileños, que no logran penetrar en las obras del enemigo a pesar del temerario arrojo de los jefes y de la tropa.
El general Ignacio Fotheringham evoca el primer momento: (…) Jamás vi un desfile tan brillante ni más importante que el de esa mañana fatal. Van al asalto de trincheras formidables e inexpugnables, y marchan con la frente alta. La mirada bravía y con el aire marcial de los vencedores. (…)Las banderas flotan al impulso de la brisa matutina, confundiendo sus hermosos colores con el del cielo, límpido y diáfano, como para no dejar de hacer juego con las fajas celestes y blancas del símbolo de la Patria.
El coronel  Juan Crisóstomo Centurión, del ejército del Paraguay, anota que entonces: Las bombas, las balas rasas y metralla que vomitaban los cañones de nuestra posición, abrían sendos claros en sus columnas, cayendo al suelo por Compañías enteras como juguetes de plomo. Se veía saltar por los aires en revuelta confusión,  hombres hechos pedazos, armas, fajinas y escaleras de las que iban provistos para el asalto; y telones de charcos de agua mezclada con sangre que hacían levantar los proyectiles. (…)Sin embargo continuaban su marcha las columnas hasta llegar destrozadas cerca de nuestra trinchera principal. (…)Allí caían al borde del foso y algunos dentro de este, víctimas de los fuegos cruzados de nuestros cañones.
El general José Ignacio Garmendia, al decir de Isidoro Ruiz Moreno, nos dejó imágenes indelebles: (…) A diez metros fusilan a mansalva a nuestros soldados, los tacos de sus cañones los derriban y el humo los ahoga como una atmósfera  del infierno. Algunos han conseguido abrirse paso por los espinosos troncos a fuerza de ímprobos trabajos y temerario arrojo; llegan al gran foso, exhaustos de fatiga, el sudor chorreando por aquellos nobles rostros tostados por el sol de las batallas sus ropas hechas jirones. (…)¡Oh, terrible desengaño!; las escaleras no alcanzan, el inmundo foso tiene cuatro metros de profundidad y otros tantos de ancho y en el último esfuerzo de aquella ardiente desesperación, intentan salvarlo y caen para no levantarse más, sumergidos en  la negruzca agua de abismo y muerte.
En una de sus cartas, el capitán Francisco Seeber escribe: El suelo estaba teñido con la sangre. El agua enrojecida por la que abundante corría de los cuerpos de miles de muertos y heridos. Los ayes de los que sufrían dolores agudos, con el tronar incesante de los cañones enemigos que aumentaban el  número de las bajas, los Batallones en esqueleto y deshechos, daban al conjunto un aspecto pavoroso.
El general Garmendia continúa: Vi a Sarmiento muerto, conducido en una manta por cuatro soldados heridos; aquella faz lívida, lleno de lodo,  tenía el aspecto brutal de la muerte.
El historiador Isidoro Ruiz Moreno escribe que: El jefe de la IV División, coronel Antonio Susini, se paseaba con la bandera, y al avistar los refuerzos les gritó; “¡ya ven compañeros todos han muerto y yo no puedo morir!
A las cuatro de la tarde, el general Mitre ordenó la retirada.
Al día siguiente - asienta el teniente coronel George Thompson, el ingeniero inglés constructor de la trinchera -  cuando el enemigo se retiró, López ordenó al Batallón 12 que saliera de la trinchera a recoger armas y los despojos, y además de esto se hizo una verdadera masacre con todos los heridos: le preguntaban si podía caminar y los que contestaban que no, era asesinados inmediatamente. Fueron rematados a tiros o bayonetazos, despojados de sus uniformes y pertenencias.

Los presagios se habían cumplido: Fraga, Roseti, Alejandro Díaz, Charlone, Marianito Grandoli, Dominguito Sarmiento, estaban muertos.
Nabor Segundo Córdoba, hijo del gobernador de la provincia de Córdoba, de 23 años; Lucio Salvadores, 2º jefe del Batallón 3 de Guardias Nacionales de Entre Ríos; Francisco Paz, hijo del vicepresidente de la Nación, Marcos Paz; el capitán y periodista Pedro Nicolorich, Mariano Márquez, Timoteo Calibar del Batallón Córdoba y centenares y centenares de anónimos  soldados, ofrendaron sus vidas por la Patria en el lodazal de Curupaytí- Otros miles de heridos pudieron contar sobre la gloriosa y terrible jornada, entre ellos  el teniente 1º Cándido López y el coronel Ignacio Rivas, que perdieron sus manos derechas.
Escribía el general Garmendia, que  al contemplar desolado  el arribo de los muertos y heridos a Curuzú, advirtió la presencia  de Martín Viñales, del  1º Batallón de Santa Fe. Garmendia compungido, le preguntó si estaba herido, a lo que Viñales contesto: No es nada, apenas un brazo menos, la patria merece más.
(…)Era interminable aquella procesión de harapos sangrientos, entre los que iba Darragueira sin cabeza; de moribundos, de héroes inquebrantables, de armones destrozados, de piezas sin artilleros, de caballos sin atalaje; los viejos y jóvenes Batallones en fragmentos, los vivos mezclados con los muertos, los muertos balanceando sus brazos al son del paso de los conductores o mostrando terribles heridas.
 El mismo José Ignacio Garmendia epiloga: Vi salir a un soldado cubierto de lodo. Venía solo, agobiado de fatiga. Su paso era pesado y vacilante, caminaba demostrando el cansancio angustioso del día. Conducía una enseña despedazada, sucia, ennegrecida, con una borla cortada de un balazo. En su rostro sudoroso,  velado por una expresión sombría, indescriptible, se escondían dos ojos enérgicos inyectados de sangre. Revelaba algo de feroz aquella cara africana. Cuando estuvo próximo se echó el kepí hacía atrás, y haciendo vibrar el estandarte con gallardía, nos lanzó una altiva mirada y gritó, como si fuera el vencedor del infortunio – ¡Yo soy el soldado Carranza del 1º de Línea y ésta es su bandera!

Con el grito del soldado del 1º de Línea, se había terminado de escribir una de las páginas más gloriosas del Patriotismo y el Sacrificio Argentino.
La única injusticia, la única iniquidad de las generaciones en marcha, sería olvidar a los muertos gloriosos, a esos, que equivocados historiadores desvirtúan, empequeñecidos por falsas ideologías que no le interesan a la Patria.
La iniquidad, sería ignorar a esos a quienes  el soldado Carranza sigue protegiendo con su bandera despedazada.


                                                                   Carlos Horacio Bruzera
                                                          Miércoles 19 de septiembre,     en Buenos Aires.
                                                          

lunes, 10 de septiembre de 2012

Fotos con historia...

Algunos ya  no están... (+ R.I.P)
Un "viaje de estudios..."
Jefatura de los antiguos Regimientos de Gendarmería de Línea en Las Lomitas (Formosa)
Asiento del Escuadrón 18 "Lomitas" de Gendarmería Nacional, desde 1939.
Recordados y queridos camaradas recibieron el "bautismo" profesional por
esos lugares



Patrullando el Llullaillaco...
El 2do de la izquierda Celestino "Tino" Alegre Quiroga, él y su familia en de Quebrada del Agua. Únicos pobladores que vivían en esos lugares.
Murió trágicamente al ser arrollado por el tren de pasajeros en Socompa
a fines de los '60.
Muchos Gendarmes lo conocieron y es probable que coincidan en que se merece
recordarlo como un noble argentino y entrañable amigo.
Su padre, "cateador de minas", descubrió la Mina JULIA, donde el establecimiento
Azufrero Salta, Mina "La Casualidad" de FFMM funcionó hasta su desguace,
por causas ajenas a los intereses de la Argentina...

domingo, 2 de septiembre de 2012

sábado, 1 de septiembre de 2012

RAREZAS..., por Orlando R. Denegri




RAREZAS.....

No digo ni hago ningún descubrimietno si expreso que ...¡¡ Hay cosas,

hechos, circunstancias que constituyen una rareza en si mismo..!!!

Miraba unas fotos extraordinarias, algunas por su belleza y otras por

ser curiosas, raras...., y entre esas veía una donde, desde lo que
parece ser una terraza de un Bar de una ciudad fronteriza, pasa y está
marcado en el piso, el límite entre Bélgica y Paises Bajos....., o uno
recuerda la Ciudad de Santa Ana do Livramento y Rivera ,  de Brasil y
Uruguay respectivamente, divididas por una avenida que separa (y
hermana) los dos paises....., o el caso que se da en la Nación
Ecuatoriana o en Brasil, (como también en otros lugares) por donde
transcurre la línea ecuatorial y uno puede estar parado con un pie en
el hemisferio norte y el otro en el hemisferio sur......, y uno puede
seguir buscando y encontrando un sin fin de estas curiosidades.


La que yo quiero contar es autóctono y auténtica..., por lo menos,

durante los años 1993 y 94. Me desempeñaba como Jefe de la Agrupación
6ta "Formosa", andaba visitando la jurisdicción del Escuadrón 19
"Ingeniero Juarez" y me encontraba en la zona de la Sección Mosconi,

cuando el Jefe de Sec me propone conocer un lugar que podríamos tildar
de insólito..... Nos trasladamos cerca del asiento de la Subun,
llegamos a un rancho, típico de la zona, propia del "chaco
salteño-formoseño", conocimos al poblador y su familia..., y la

"rareza" estaba en que a los fondos de su precaria vivienda, pasaba la
línea Barilari, que demarca el límite entre las Pcia de Salta y
Formosa......, pero la curiosidad o lo insólito era que el "baño" (por
darle un nombre respetuoso) estaba del otro lado. O sea que esta
familia vivía en Formosa pero para ir al baño se trasladaba a
Salta...... Logicamente, esta situación atípica, mereció muchos
comentarios...., desde lo raro e inusual hasta los escatológico de
"este formoseño para con los salteños...."



En 1911 el ingeniero Mariano Barilari trazó la denominada línea Barilari, que constituye el límite de Salta con el Chaco y Formosa, coincidente para esta última con el meridiano 60º 20' 17'' O.(Wikipedia)