Un saludo inicial...

¡Queridos camaradas y amigos...!!!


Poco menos que adolescentes, percepciones y paridad en la visión de la sociedad, y con el impulso de la vocación de servicio, cual conexión espiritual, nos llevó a las puertas de la Escuela de Gendarmería.


Allí nos conocimos, allí compartimos la alegría de la vida responsable, severa mas recta y capáz de edificar y cimentar la condición y la conducta, que a la postre nos constituiría en Oficiales de Gendarmería Nacional.

Cuando el ideal -que jovenes nos llevó a presentarnos- y la realidad (50 años vividos) se realizan, es porque un Ser Superior los entrelaza.


Este espacio será el ámbito donde podremos revivir en plenitud nuestra personalidad de Gendarme Argentino, donde podremos expresarnos y vivificar nuestra sangre, rememorando las vivencias que atesoramos en la memoria.


Este saludo es proposición y llamado y -es probable-que el sosiego, la serenidad que brindan los años vividos nos permitan poner a la vista reflexiones oficiosas y prácticas, o quizás de interés...



¡Marchamos a los 50 años...!!!



"RECORDAR ES EL ARTE NO SOLO DE RETENER LO GOZADO, SINO DE RECREARLO CADA VEZ MÁS PURO..."
(Hermann Hesse)

Sylvie Vartan - Si je chante...

Imágenes de la Promoción XXI - Gendarmería Nacional

Curupaytí

lunes, 16 de julio de 2012

LA EMOCIÓN DEL IDEAL - José Ingenieros

“Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y
tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de
perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte
misterioso de un Ideal. Es ascua sagrada, capaz de tem-
plarte para grandes acciones. Custódiala¡ si la dejas apagar
no se reenciende jamás. Y si ella muere en ti, quedas
inerte: fría bazofia humana. Sólo vives por esa partícula de ensueño que te sobrepone a lo real. Ella es "el lis de tu
blasón, el penacho de tu temperamento. Innumerables sig-
nos la revelan: cuando se te anuda la garganta al recordar la cicuta impuesta a Sócrates, la cruz izada para Cristo y
la hoguera encendida a Bruno;  cuando te abstraes en
lo lnflnito leyendo un diálogo de Platón, un ensayo de
Montaigne o un discurso de Helvecio; cuando el cora-
n se te estremece pensando en la desigual fortuna de esas
pasiones en que fuiste, alternativamente, el Romeo de tal
Julieta y e
l Werther de tal Carlota; cuando tus sienes
se hielan de emoción al declamar una estrofa de Musset
que rima acorde con tu sentir;  y cuando, en suma, admi-
ras la mente precIara de los genios, la sublime virtud de

los santos, la magna gesta de los héroes, inclinándote con

igual veneración ante los creadores de Verdad o de Belleza.
José Ingenieros
Todos no se extasían, corno tú, ante un crepúsculo, no
sueñan frente a una aurora o cimbran en una tempestad;
ni gustan de pasear con Dante, reír con
Moliére, temblar
con Shakespeare, crujir con Wagner; ni enmudecer ante
el David, la Cena o el Partenón. Es de pocos esa inquietud
de perseguir ávidamente alguna quimera, venerando a filó-
sofos, artistas y pensadores que fundieron en síntesis supre-
mas sus visiones del ser y de la eternidad, volando más allá
de lo real
. Los 'seres de tu estirpe, cuya imaginación se
puebla de ideales y cuyo sentimiento polariza hacia ellos la
personalidad entera, forman raza aparte en la
- humanidad:
son idealistas.
Definiendo su propia emoción, podría decir quien se sin-
tiera poeta: el Ideal es un gesto del espíritu hacia alguna
perfección
.”
(El Hombre Mediocre, José Ingenieros, fragmento de la Introducción, Moral de los Idealistas, Editorial Losada, Buenos Aires, 1978)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario.
Te responderemos a la brevedad.